martes, 9 de mayo de 2017

Él ocupó mi lugar

Texto: Ciertamente él llevó nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores. Nosotros le tuvimos por azotado, como herido por Dios y afligido. Pero él herido fue por nuestras transgresiones, molido por nuestros pecados. El castigo que nos trajo paz fue sobre él, y por sus heridas fuimos nosotros sanados” Is 53: 4-5

Historia secular: en una película escuchaba a un varón al ver a su hijo gravemente herido luego de un accidente de tránsito decir que haría lo que fuera por ser quien estuviese en tu lugar y que no estuvieras pasando por esto; es una expresión fuerte pero quizás el sentimiento de cualquier padre al ver en angustia o dolor a su hijo

El problema: El ser humano no puede ocupar el lugar de otro
Necesidad sentida: es necesario que recurramos a quién si fue capaz de ocupar nuestro lugar

Introducción al contexto bíblico: revisemos rápidamente el contexto en el que se enmarcan estos versículos.
Contexto Bíblico: desde el verso 13 del capítulo 52 y pasando todo el capítulo 53 del profeta Isaías se nos habla del sufrimiento del siervo de Jehová, en estos pasajes se relata con lujos de detalles como sería más de 600 años después de su escritura lo que debería pasar el Mesías prometido, y como vemos en el testimonio del nuevo testamento que efectivamente padeció Cristo

Tesis: Él ocupó mi lugar
Pregunta homilética: ¿En qué ocupó mi lugar?

1.      Al sufrir azotes y dolor que nos correspondían como consecuencia de nuestras transgresiones y pecados

“ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido” v.4

Al hacerse un hombre, Jesús experimentó los dolores en todos sus aspectos; físicos, emocionales, espirituales, etc.; él también quizás tuvo que lidiar con las enfermedades de su tiempo y vemos como se compadecía de muchísimos enfermos a quienes sanó; en varias ocasiones también señalo que lo que estaban pasando algunos era como consecuencia de pecado aunque en otras era por otras causas.

Es por ello que podemos estar convencidos de que en la cruz del calvario él también experimentó el dolor y azote de cada uno de nuestros pecados que en ese momento aún no se habían cometido, pero que Dios si los conocía de antemano pues él nos conoce desde antes que estuviésemos en el vientre de nuestras madres; allí él estaba llevando el peso de nuestros pecados y por ello en muchas ocasiones sabemos que Dios no deja caer sobre nosotros la consecuencia merecida en la manera que nos la merecemos sino que muchas veces como un buen padre el aliviana el castigo por misericordia a nosotros, pero sin omitir el disciplinarnos a fin de que corrijamos nuestro mal andar.


2.      Al morir pagando con muerte el precio de nuestros pecados para que nosotros tengamos vida y no estemos bajo la ira de Dios.

“mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados” v.5a

La Biblia señala que la paga del pecado es muerte, y también señala que a los que no creen en el hijo de Dios la irá de Dios estará sobre ellos, por lo que Dios en su inmenso amor se plació en que fuese su propio hijo unigénito quién viniese a este mundo como uno de nosotros sufriera a manos de nosotros los propios seres humanos golpes, injurias y demás todo por pagar el precio merecido de nuestras ofensas personales a Dios a través de cada pecado que cometeríamos. Jesús nos ha librado de tener que pagar el precio de condenación eterna si creemos en él, pero también nos ha librado de caer bajo la ira de Dios la cual será sobre todos los hijos de desobediencia como señala la palabra.


3.      Al derramar su sangre lavando nuestras vidas y cortando el poder del pecado de sobre nosotros.

“el castigo de nuestra paz sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados” v.5b

La enfermedad del pecado había reinado sobre toda la humanidad sin tener si quiera una oportunidad de escapar para el ser humano hasta que Cristo llegó y pagó el precio con el cual le ha quitado el señorío al pecado sobre la vida del hombre, esto no quiere decir que ya el hombre cuando conoce a Cristo no peque sino que ahora el hombre tiene la ayuda del Espíritu Santo quien le advierte, orienta y guía a fin de que el hombre ahora tenga la oportunidad de decidir si pecar o no, ya el pecado no domina al hombre; pero esto se logró en esa cruz cuando Cristo derramo su sangre a través de cada una de sus heridas, y al nosotros reconocer que creemos en Él entonces somos lavados en esa sangre que le quita ese poder al pecado.


¿Ya el pago el precio por amor a ti, qué harás en agradecimiento?

No hay comentarios:

Publicar un comentario