Texto: Ciertamente él
llevó nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores. Nosotros le tuvimos por
azotado, como herido por Dios y afligido. Pero él herido fue por nuestras
transgresiones, molido por nuestros pecados. El castigo que nos trajo paz fue
sobre él, y por sus heridas fuimos nosotros sanados” Is 53: 4-5
Historia secular: en una
película escuchaba a un varón al ver a su hijo gravemente herido luego de un
accidente de tránsito decir que haría lo que fuera por ser quien estuviese en
tu lugar y que no estuvieras pasando por esto; es una expresión fuerte pero
quizás el sentimiento de cualquier padre al ver en angustia o dolor a su hijo
El problema: El ser
humano no puede ocupar el lugar de otro
Necesidad sentida: es
necesario que recurramos a quién si fue capaz de ocupar nuestro lugar
Introducción al contexto
bíblico: revisemos rápidamente el contexto en el que se enmarcan estos
versículos.
Contexto Bíblico: desde
el verso 13 del capítulo 52 y pasando todo el capítulo 53 del profeta Isaías se
nos habla del sufrimiento del siervo de Jehová, en estos pasajes se relata con
lujos de detalles como sería más de 600 años después de su escritura lo que
debería pasar el Mesías prometido, y como vemos en el testimonio del nuevo
testamento que efectivamente padeció Cristo
Tesis: Él ocupó mi lugar
Pregunta homilética: ¿En
qué ocupó mi lugar?
1. Al
sufrir azotes y dolor que nos correspondían como consecuencia de nuestras
transgresiones y pecados
“ciertamente llevó él nuestras
enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por
herido de Dios y abatido” v.4
Al hacerse un hombre, Jesús
experimentó los dolores en todos sus aspectos; físicos, emocionales,
espirituales, etc.; él también quizás tuvo que lidiar con las enfermedades de
su tiempo y vemos como se compadecía de muchísimos enfermos a quienes sanó; en
varias ocasiones también señalo que lo que estaban pasando algunos era como
consecuencia de pecado aunque en otras era por otras causas.
Es por ello que podemos estar
convencidos de que en la cruz del calvario él también experimentó el dolor y
azote de cada uno de nuestros pecados que en ese momento aún no se habían
cometido, pero que Dios si los conocía de antemano pues él nos conoce desde
antes que estuviésemos en el vientre de nuestras madres; allí él estaba
llevando el peso de nuestros pecados y por ello en muchas ocasiones sabemos que
Dios no deja caer sobre nosotros la consecuencia merecida en la manera que nos
la merecemos sino que muchas veces como un buen padre el aliviana el castigo por
misericordia a nosotros, pero sin omitir el disciplinarnos a fin de que
corrijamos nuestro mal andar.
2. Al
morir pagando con muerte el precio de nuestros pecados para que nosotros
tengamos vida y no estemos bajo la ira de Dios.
“mas él herido fue por nuestras
rebeliones, molido por nuestros pecados” v.5a
La Biblia señala que la paga del
pecado es muerte, y también señala que a los que no creen en el hijo de Dios la
irá de Dios estará sobre ellos, por lo que Dios en su inmenso amor se plació en
que fuese su propio hijo unigénito quién viniese a este mundo como uno de
nosotros sufriera a manos de nosotros los propios seres humanos golpes,
injurias y demás todo por pagar el precio merecido de nuestras ofensas
personales a Dios a través de cada pecado que cometeríamos. Jesús nos ha
librado de tener que pagar el precio de condenación eterna si creemos en él,
pero también nos ha librado de caer bajo la ira de Dios la cual será sobre
todos los hijos de desobediencia como señala la palabra.
3. Al
derramar su sangre lavando nuestras vidas y cortando el poder del pecado de
sobre nosotros.
“el castigo de nuestra paz sobre él,
y por su llaga fuimos nosotros curados” v.5b
La enfermedad del pecado había
reinado sobre toda la humanidad sin tener si quiera una oportunidad de escapar
para el ser humano hasta que Cristo llegó y pagó el precio con el cual le ha
quitado el señorío al pecado sobre la vida del hombre, esto no quiere decir que
ya el hombre cuando conoce a Cristo no peque sino que ahora el hombre tiene la
ayuda del Espíritu Santo quien le advierte, orienta y guía a fin de que el
hombre ahora tenga la oportunidad de decidir si pecar o no, ya el pecado no
domina al hombre; pero esto se logró en esa cruz cuando Cristo derramo su
sangre a través de cada una de sus heridas, y al nosotros reconocer que creemos
en Él entonces somos lavados en esa sangre que le quita ese poder al pecado.
¿Ya
el pago el precio por amor a ti, qué harás en agradecimiento?
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