Texto:
Hebreos 10: 16-18 “Este es el pacto que haré con ellos Después de aquellos
días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, y en sus mentes las
escribiré, añade: y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones. Pues
donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado.
Oración
de contacto: revisemos la siguiente historia
Historia
secular: un joven por estar jugando con una pelota de beisbol arrojo sin querer
la misma hacia la calle en donde había un auto estacionado y le quebró el
vidrio frontal, este joven en medio del nerviosismo lo único que hizo fue
correr pensando en poder ocultar su falta, sin embargo un policía que rondaba
el área lo vio y lo siguió hasta su casa a lo cual llamó a la puerta y la madre
de aquel joven salió a lo que el policía le contó todo lo que su hijo había
hecho y que era necesario que ella y el joven le acompañaran a la estación de
policía para levantar un acta de lo acontecido e indicar cómo se harían
responsables. La madre se molestó con el joven por lo acontecido pero no tenía
otra opción que acompañar al policía fue e hizo como el policía le había dicho
pero para su sorpresa al llegar el dueño del vehículo ya había levantado una
denuncia por lo que le había pasado por lo que de inmediato el joven fue visto
como el culpable y ya se iniciaba un proceso en su contra. El joven estaba muy
asustado y la madre estaba muy preocupada pues no tenía muchos recursos como
para pagar aquel vidrio. Para sorpresa de ellos una persona que estaba en
aquella estación al escuchar todo y que debían pagar el vidrio vio la
preocupación en la señora y el preguntó que cuanto era el precio de aquel
vidrio a lo que el dueño del vehículo ya había pasado por un sitio a cotizarlo
y llevaba en su mano dicha cotización la cual rondaba los B/.100; para sorpresa
de todos los presentes aquel hombre sacó su billetera y le entregó en su mano
el dinero al dueño del vehículo y le preguntó que se le debía a lo que el dueño
del vehiculo muy confundido dijo que nada. Aun los policías estaban
sorprendidos y en medio de su confusión no pudieron hacer más nada que cerrar
el caso y colocar todo como saldado.
El
problema: al ser humano le cuesta entender que otro pague el precio
Necesidad
sentida: es necesario que comprendamos que ya no hay precio que pagar, pues ya
Cristo lo pagó
Introducción
al contexto bíblico: revisemos el contexto de esta carta
Contexto
bíblico: hebreos es escrito a los judíos convertidos al cristianismo, quienes
en medio de su fe confrontaban los problemas de dudas respecto al cumplimiento
de la Ley de Moisés así como de sus tradiciones. La carta a los hebreos es un
tratado para aclararle a estos el camino, mostrarles que el cristianismo no se
trata de una continuación al judaísmo, sino de un nuevo pacto, un pacto hecho
por el propio Dios hecho hombre. Por lo que nosotros los gentiles debemos leer
esta carta teniendo en mente sus costumbres a fin de comprender cada una de las
cosas que señala el autor de esta carta
Tesis: El mérito es únicamente de
Jesucristo
Pregunta homilética: ¿en qué nos
basamos para indicar que el mérito es únicamente de Jesucristo?
1.
Cristo estableció un nuevo pacto. V16a
“Este es el pacto que haré con ellos Después de
aquellos días, dice el Señor:”
Ningún otro ha establecido un pacto de salvación, solo
Jesús ha mostrado el camino perfecto hacia la misma, Cristo estableció por sí
mismo el pacto, un pacto en cual usted y yo solo debemos creer en él para ser
salvos; para los judíos esto era algo sumamente confuso puesto que ellos venían
de un anterior pacto totalmente basado en obras.
En medio de nuestra cultura latina es común encontrar
a muchas personas que aun hoy día continúan pensando que su entrada al cielo
depende de lo que hagan e inclusive muchos piensan que al final de sus vidas se
pesará a ver que es mayor si sus buenas obras o las malas. No pareciera, pero
nuestra cultura se enfrenta a la misma situación que los judíos y es necesario
que entendamos que este nuevo pacto fue establecido por el propio Jesús quien
dijo que así sería y en el cual solo tenemos que creer de corazón sincero en
él.
2.
Cristo es quién ejecuta el pacto. V16b
“Pondré mis leyes en sus corazones, y en sus mentes
las escribiré,”
Ya con la declaración de un nuevo pacto que dejaba por
viejo el anterior, los judíos estaban confundidos, pero ahora al indicar que el
propio Cristo pondría en el corazón y en la mente de todo el que en él creyere
sus leyes esto les sonaba aún más extraño y es que ya no se trataba de su
esfuerzo personal por aprenderse las escrituras como era común en medio de los
judíos, sino que inclusive ahora el mérito del conocer la Palabra era de Jesús.
Es común hoy día ver personas que en pocas semanas de
conocer al señor hacen declaraciones citando la Palabra de Dios de forma
correcta con lo que vemos que esta promesas aún hoy se ve cumplida, no quiere
decir esto que usted no lea la Palabra, sino que Jesús es quien se encargará
que esta penetre su corazón y su mente al punto que usted no la olvide;
nuevamente aquí el mérito de conocer la palabra de Dios no es suyo ni mío, sino
es parte de la promesa de Cristo por lo que el mérito aquí también es de Él.
3.
Cristo es quién paga el precio de nuestra libertad.
V17 y 18
“añade: y nunca más me acordaré de sus pecados y
transgresiones. Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el
pecado”
Aquí había otro asunto que para los judíos convertidos
no concordaba con sus tradiciones, y es que ellos acostumbraban que para el
perdón de sus pecados debían presentar un sacrificio de corderos o tórtolas
para que sus pecados fueron redimidos y esto a través del sumo sacerdote en el
templo. Jesús ahora les estaba indicando que no debían hacer nada de esto pues
una vez habían creído y confesado sus pecados ya no se acordaría de ellos ni
era necesaria ninguna ofrenda pues ya Cristo había pagado el precio para el
perdón de los mismos.
Como antes indicamos esta es otra cosa en la cual
muchos entramos en conflicto al venir a los pies de Cristo pues venimos de una
enseñanza de pagar penitencias por las faltas cometidas e incluso de presentar
ofrenda por las mismas ante un templo o un mediador; sin embargo, esto no es lo
que nos enseña el Señor. Cristo nos habla claramente en estos dos versos de que
ya el pagó el precio de nuestra redención, es decir de nuestra liberación del
precio de nuestro pecado, por lo que cuando le confesamos nuestras faltas ya el
precio ha sido saldado, cuando creemos ya son perdonados no solo los pecados
antes de conocerle sino que ya el precio de todos nuestros pecados es saldado
pues Cristo murió ya hace muchos años pero no solo por algunos de nuestros
pecados, sino por todos nuestros pecados, esto es de quienes hemos puesto
nuestra confianza en Él como nuestro único y suficiente Salvador.
Todo mérito en la
salvación es de Jesucristo.
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