Texto base:“Juan 4:21-24 (versión
Reina-Valera 1960)
21 Jesús le dijo: Mujer, créeme,
que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre.
22 Vosotros adoráis lo que no
sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los
judíos,
23 Mas la hora viene, y ahora es,
cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad;
porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.
24 Dios es Espíritu; y los que le
adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren”
Revisemos la
siguiente historia...
Carlos ha
empezado hace poco a asistir a la iglesia a la que asiste José su mejor amigo,
en medio de una conversación entre ambos le surgió la interrogante a Carlos de
si cómo estaba acercándose cada domingo el templo era suficiente como para
cumplir con lo que Dios esperaba de él en cuanto a la adoración a lo que José
no supo contestarle y han decidido reunirse con Juan uno de los diáconos de la
Iglesia a fin de que les oriente sobre este tema. Para sorpresa de ellos Juan
les ha hablado de adorar a Dios en medio de su trabajo, en medio de su tiempo
libre, en medio de sus relaciones personales e incluso de sus decisiones y
anhelos.
El problema: El hombre desconoce
la forma en que Dios desea ser adorado
Necesidad sentida: Es necesario
que aprendamos la forma en qué Él quiere ser adorado
Introducción al contexto bíblico:
revisemos brevemente el contexto de estos pasajes leídos al inicio...
Estos versos
son mencionados por el Señor Jesús en medio de su conversación con una mujer
samaritana, es curioso entender este hecho puesto que había varios asuntos
culturales en medio de ello, primero los judíos como el Señor evitaban
cualquier tipo de relación con los samaritanos, es decir que inclusive les
esquivaban en lugar de entablar una conversación con ellos; segundo era
costumbre judía que el hombre no hablará con una mujer que estuviese sola;
tercero la cultura judía acostumbraba tener a Jerusalén como el sitio en el
cual se reunían a adorar a Dios, mientras que la cultura samaritana pese a ser
hermanos de los judíos por asuntos de historia habían cambiado como lugar de
adoración el monte en el que se encontraban en esta conversación. Es enmarcado
en esto que el Señor le expresa estas palabras aclaratorias a esta mujer.
¿Cómo desea
Dios ser adorado?
1.
No se trata del lugar. v.21
“Jesús le dijo: Mujer, créeme,
que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre”
Como ya mencionamos era toda una
tradición tanto para judíos como para samaritanos el tener un lugar definido
como el sitio en el cual debían adorar; sin embargo estas declaraciones de
parte del Señor llegan a contrastar esta tradición al decir que ni en el sitio
acostumbrado por los judíos (Jerusalén) ni en el acostumbrado por los
samaritanos (aquel monte) sería el sitio correcto.
Si comparamos esto con nuestras
tradiciones de hoy vemos aún que mucha gente sigue pensando que es solo en el
templo donde deben adorar a Dios, sin embargo vemos de forma evidente en las
declaraciones del Señor Jesús que no se trata del lugar; es cierto que el lugar
adecuado nos ayuda a acercarnos a él en la adoración, sin embargo no quiere decir
que el no estar en un templo nos impida acercarnos a él y adorarle.
2.
Influye conocer a quién se adora. v.22
“Vosotros adoráis lo que no
sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los
judíos”
Jesús aquí señalaba una clara
diferencia entre lo que adoraban los judíos quienes eran los que habían
permanecido conservando el conocimiento de la Palabra dada por Dios a sus
antepasados lo cual contrastaba grandemente con lo que adoraban los samaritanos
lo cual estaba lleno de mezclas de creencias de pueblos paganos con lo poco que
habían heredado de sus antepasados fieles a Dios.
Jesús en este pasaje menciona que
la salvación viene de los judíos referiéndose a sí mismo como el medio de
salvación y que venía de descendencia judía a traer salvación a toda la
humanidad. Es necesario que entendamos esta realidad de que Cristo merece ser
adorado pues es el único medio de salvación provisto por Dios, El Padre merece
ser adorado por darnos a Jesús para pagar el precio de nuestros pecados y
maldad pues por nosotros mismos no podríamos ser salvos.
3.
Es necesario hacerlo conectado con él y de forma
sincera. v.23
“Mas la hora viene, y ahora es,
cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad;
porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren”
Luego de bajarle el valor al
lugar y de agregar la importancia del conocimiento de la persona de nuestra
adoración, el cual es Cristo, el Señor pasa a aclarar la forma en que desea ser
adorado indicando que los verdaderos adoradores lo harán en espíritu y en
verdad.
Ahora bien para entender esto a
profundidad es importante definir tres palabras aquí fundamentales...
Para empezar, Adoración es
definido por el Diccionario Bíblico Conciso Holman como “respuesta humana a la
percepción de la presencia divina. La respuesta puede ser privada e
intensamente personal, en forma de oraciones, confesiones, silencio, y
experiencias meditativas de varias clases... a veces implica experiencias
personales y otras veces experiencias colectivas”
Este mismo diccionario define
espíritu en relación al ser humano como “un amplio espectro de funciones
incluyendo pensamiento y comprensión, emociones, actitudes e intenciones”
Y también define verdad como
“hecho real en oposición a lo que es apariencia, fingimiento o afirmación”
Con ello podemos entonces
concluir que Cristo desea de nosotros hoy una experiencia tanto personal como
colectiva en comunión con él pero que la misma conlleve una entrega de todos
nuestros pensamientos, emociones, actitudes y sinceridad. Este es el modo en
que Jesús espera por ti mi amigo y hermano hoy
4.
No se trata de una sugerencia, sino de una
demanda. v.24
“Dios es Espíritu; y los que le
adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren”
Note que aquí se señala que es
necesario, no está Cristo diciendo que nos sugiere, sino en su lugar nos está
diciendo que necesitamos hacerlo de ese modo a fin de agradar a la persona de
nuestra adoración, Cristo Jesús.
En esta tarde has podido conocer
la forma en qué Dios desea ser adorado, la pregunta que ahora fluye de parte de
Dios es ¿Me adorarás como te lo pido?¿Cómo le contestarás?
Antes de que estuvieras en el
vientre de tu madre, ya Cristo esperaba que le adoraras de este modo, ¿le
seguirás haciendo esperarte?
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