Texto: 1 Samuel 1: 8-11 y
Elcana su marido le dijo: Ana, ¿por qué lloras? ¿por qué no comes? ¿y por qué
está afligido tu corazón? ¿no te soy yo mejor que diez hijos?
9 y se levantó Ana después que hubo comido y bebido en Silo; y mientras
el sacerdote Elí estaba sentado en una silla junto a un pilar del templo de
Jehová,
10 ella con amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente
11 e hizo voto, diciendo: Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar
a la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu
sierva, sino que dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová
todos los días de su vida, y no pasará navaja sobre su cabeza.
Introducción: en medio de las aflicciones tendemos muchas veces a no
saber qué hacer, en esta oportunidad
estaremos revisando parte de la vida de Ana, una mujer que vivía en medio de
una aflicción enorme al no poder tener hijos y ser blanco de burlas, pero en
medio de todo esto ella tomó una decisión sabia la de llevar su situación
delante del Señor y así obtener la respuesta divina.
Proposición: revisemos a la luz de este ejemplo bíblico como Dios
atiende nuestras peticiones.
1.
La aflicción te sumerge en un cuadro depresivo.
Ana estaba en una situación de
aflicción en la que cada día la hacían pasar malos ratos recordándole que no
era capaz de tener hijos, bajo la costumbre hebrea se media la bendición en
base a los hijos por lo que ella sabía que era vista como una mujer desdichada,
por lo que esto le creaba congoja y la hacía cada vez mas y mas sumergirse en
la depresión al sentir que Dios no le daba ese hijo que ella tanto anhelaba.
Hoy por hoy en nuestras vidas
hay situaciones que nos hacen pasar malos ratos, hay personas que toman estas
situaciones y nos las hechan en cara para hacernos sentir mal, hay personas que
nos cuestionan de donde está nuestro Dios si nos permite pasar por estas cosas,
pero en medio de todo esto debemos mantenernos firme, fijando nuestra mirada en
El Señor quien es nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.
2. El
cuadro depresivo te lleva a desesperarte
y no saber qué hacer
No se muestran muchos detalles
en cuanto a si Ana había ya pasado mucho tiempo o si en otras ocasiones se lo
había pedido al Señor, a esos detalles no llegamos; pero lo que si sabemos es
que incluso siendo creyentes al presentarle una situación al Señor y no ver una
respuesta inmediata tendemos a entrar en desesperación, y sobre esto debemos
tener mucho cuidado ya que la desesperación es un acto de falta de fe en el
Señor, si nosotros le hemos puesto una situación a través de la oración en
manos de Dios no debemos permitir que la desesperación llegue ya que esto
indicaría que no creemos que El Señor lo vaya a hacer, bajo este tipo de
situaciones debemos aprender a mantenernos confiando que aunque dura sea la
situación Dios está allí y en el momento justo hará lo que en su voluntad tenga
preparado para atender a nuestra solicitud.
3. Nuestra
esperanza está en el Señor, quién atiende nuestras peticiones.
Dice la palabra también en 1
samuel 1: 17 al 20 Elí respondió y dijo: vé en paz, y el Dios de Israel te
otorgue la petición que le has hecho. 18 Y ella dijo: halle tu sierva gracia
delante de tus ojos. Y se fue la mujer por su camino, y comió, y no estuvo más
triste. 19 y levantándose de mañana
adoraron delante de Jehová, y volvieron y fueron a su casa en Ramá. Y Elcana se
llegó a a Ana su mujer, y Jehová se acordó de ella. 20 Aconteció que al cumplirse el tiempo,
después de haber concebido Ana, dio a luz un hijo, y le puso por nombre Samuel,
diciendo: Por cuanto lo pedí a Jehová.
Como observamos Ana puso su confianza
en El Señor, ella clamó y mostró un corazón que creía en que Dios podía
cumplirse su sueño anhelado de tener un hijo, al igual que Ana nosotros tenemos
la oportunidad de en medio de toda aflicción poder recibir la respuesta de Dios
librándonos de toda aflicción.
Entrega tus aflicciones al Señor y de
seguro Él te librará de ellas.
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