lunes, 8 de junio de 2015

Llénate de Cristo.


Texto: Efesios 5:15-20  Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios,  16 aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.   17 Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.  18 No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu,   19 hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; 20 dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.

 

Introducción:

Estas palabras fueron expresadas por el apóstol Pablo como parte del texto que se titula “andad como hijos de luz” en estos versos el apóstol señala a la iglesia de Éfeso y hoy a nosotros que hay cosas muy puntuales que no debemos permitir que estén presentes en nuestras vidas y que ellas son cómo parásitos que entran en el creyente y van carcomiendo su comunión con el Señor hasta llegar al punto de hacernos sentir débiles y desanimados en las cosas del Señor y por eso el apóstol en estos versos señala lo que cada creyente debe estar pendiente a fin de mantenerse andando cómo el Señor quiere que andemos.

Propósito: veamos de forma ordenada y comparativa lo que el apóstol, inspirado por Dios nos enseña a través de este texto.

 

1.       El paralelo entre ser lleno del Espíritu y estar lleno de mosto

 

Una persona embriagada a entregado el control de su vida al alcohol y a los deleites de su carne así como también se vuelve presa de sus impulsos y deseos.  El apóstol Pablo aquí usa esta ilustración para enseñarnos que así como una persona embriagada a entregado el control de su ser al alcohol, como creyentes debemos en lugar de hacer eso, entregar las riendas de nuestras vidas al Espíritu de Dios que mora en cada creyente, la pregunta que surge en este momento es ¿porque entregar las riendas? Pues es sencillo el creyente que no ha entregado las riendas sigue haciendo lo que le dicta su corazón (el cual es engañoso), sigue haciendo lo que le parece correcto (aún sabiendo que nuestros pensamientos son limitados e imperfectos), sigue haciendo lo que su carnalidad le dicta (por lo cual muchas veces terminará pecando). Estas son solo algunas razones por las cuales el Señor nos está llamando a rendir las riendas de nuestras vidas a Él a través del Espíritu Santo que Él ha dado a todo el que lo ha confesado por fe como su Señor y Salvador.

 

2.       Las consecuencias de ser lleno del Espíritu vs estar lleno de vino o alcohol

 

Las consecuencias de ser lleno del Espíritu se detallan puntualmente en Gálatas 5 versos 22 y 23 que son amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza.

 

En contraste las consecuencias de ser lleno de vino o alcohol son resaca (goma), problemas económicos, desintegración familiar, violencia doméstica, rencillas, pleitos, enemistades, infidelidad, fornicación, adulterio, problemas de salud entre los que se destacan problemas del hígado, problemas con la presión, derrames, cirrosis, etc.

 

3.       El efecto en nuestras vidas de ser llenos de Cristo y de su Espíritu

Estas palabras suenan bastante fuertes pero es un claro contraste el que nos presenta el apóstol Pablo en este verso 18 muy puntualmente y el cómo su anhelo es el que cada creyente procure en lugar de buscar los deleites de su carne el ser lleno del Señor. 

 

 Ahora bien muchos quizás piensen pero ¿qué es eso de ser lleno del Espíritu, ser lleno del Señor?, pues no se trata de otra cosa que el alimentar la parte espiritual, esto sabemos que se hace con el estudio constante de la palabra de Dios, con la búsqueda constante del Señor a través de la oración, con el hecho de congregarse y como un solo pueblo brindarle toda honra y gloria, con el hecho de tener un ayuno en el cual no solo nos privemos del alimento físico sino que seamos en ese tiempo llenos de palabra y de oración, en fin estos son solo formas en las que el Señor nos invita a llenarnos de Él.

 

Pero hay otra muy importante que no podemos descuidar  y es que para ser llenos del Espíritu de una manera íntegra tenemos que compartir con otros las buenas nuevas de salvación que hay en Cristo y es que al compartir el evangelio estamos haciendo bases sólidas no solo para lo que ya sabemos del Señor sino que estamos experimentando el cumplimiento de su palabra viva.

 

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