lunes, 13 de noviembre de 2017

Viviendo a la altura de Cristo

Texto:  Efesios 4: 13-16
13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;
14 para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error,
15 sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo,
16 de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.

Traigamos a memoria un poco la siguiente historia…

Juan Marcos era un familiar de Bernabé, al principio se observaba como un joven fluctuante a quien el apóstol Pablo no quería en sus viajes misioneros como consecuencia de haber desertado a mitad de uno de ellos, pero vemos que al final de su ministerio Pablo le menciona como un siervo útil para continuar la obra

El problema: el ser humano una vez se siente confortable se estanca en dicha posición

Necesidad sentida: es necesario que entendamos que en el cristianismo no podemos quedarnos estancados, debemos crecer.

Revisemos brevemente el contexto de estos versos, ellos forman parte de lo que se conoce como la unidad del Espíritu, una serie de versos que motivaban a los hermanos de Éfeso a vivir de un modo que propiciara la unidad en todo aspecto a fin de que pudieran tener presente la armonía y así lograr un crecimiento mutuo.



Pregunta homilética: ¿Cuál es la base que fundamenta el crecimiento y vida cristiana?

1.       Una meta que alcanzar v13a

“hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios”

El apóstol Pablo indicaba a sus hermanos de Éfeso la importancia en la vida cristiana de vivir en unidad de fe y conocimiento de Dios, ahora bien ¿a qué se refería exactamente? Pues él estaba haciendo énfasis en dos asuntos que muchas veces se encuentran de forma separada en una iglesia o en otra, pero que son de suma importancia que estén juntos. El primero es la unidad de la fe que no es otra cosa que toda la congregación crea en lo mismo, que todos crean posible que Dios obre de alguna manera extraordinaria en medio de una situación en particular e incluso en su día a día. El segundo es la unidad del conocimiento esto no es otra cosa que todos conozcamos las mismas cosas respecto al Señor, que las enseñanzas sean dadas a todos sin distinción alguna.

Ahora bien, es importante para nosotros hoy creer en el poder de Dios, no solo creer en que da al hombre capacidad de solucionar problemas sino creer que así como estuvo durante los relatos del nuevo testamento sigue estando hoy haciendo señales y prodigios a favor de quienes le temen y en respuesta a sus peticiones. Es importante también que le demos importancia al crecimiento de conocimiento congregacional y no solo el particular, por la forma en que ellos lo hacían en su tiempo la gente no se ausentaba a ninguna reunión pues no habían situaciones laborales, no estaba el programa del momento, el final de la serie, el partido de fútbol, ni ninguna cosa de ellas, ellos tenían sus propios contratiempos pero eran mucho más unidos que nosotros hoy; es por ello que hoy se hace tan necesario que los temas sean hablados una y otra vez quizás variando un poco la forma o los ejemplos, pero todo ello es en miras de buscar que el conocimiento sea para toda la grey y no solo para unos cuantos.

Para cada uno de nosotros en particular cobra importancia es que busquemos tener el mismo conocimiento que los demás y que lo que sepamos que es parte de las peticiones de la Iglesia o del hermano nos unamos en oración y también le creamos a Dios que él puede responder dicha petición.

2.       Un patrón definido v13b

“a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”

Pablo dictaba a los hermanos de Éfeso, y hoy a nosotros, que todo el crecimiento que lleguemos a tener debe ser en miras a ser perfectos delante de Dios, a tener la estatura de la excelencia de Cristo. Esto obviamente sabían ellos que no era fácil, pero se trata de que sea una búsqueda continua en el creyente, un marchar hacia la excelencia delante del Señor, una mejora continua en miras a hacer su voluntad.

Esto sigue siendo el patrón esperado, no solo por el apóstol Pablo, sino por Nuestro Señor Jesucristo, él está esperando que todos vayamos en una búsqueda cada vez mayor de agradarle en todo lo que hagamos.



3.       Lo que hay que dejar de ser. V14

“para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error”

El apóstol aquí señala la importancia de que los creyentes una vez empezaran a crecer en conocimiento y fe, y que ya estuvieran en ese caminar en miras a ser cada día más como Jesucristo debían dejar de actuar como niños espirituales y aquí cobra importancia las señales de un niño espiritual que resalta el apóstol.
-          Son fluctuantes, cambian constantemente de ánimo o de querer seguir al Señor
-          Cualquier palabra la consideran como de parte de Dios, no se toman la tarea de evaluar si las cosas realmente son parte de la Palabra o si están debidamente interpretadas antes de creerlas
-          Son vulnerables a ser engañados, por su poco conocimiento o deseo de sustentar las cosas se convierten en presa fácil de quienes buscan el crecimiento rápido a través de llevarse a los creyentes hacia otros grupos.

Es tarea de nosotros hoy el que esas cosas que nos hacen calificar como niños espirituales sean puestas delante del Señor y seamos disciplinados en atacarlas y buscar remediarlas a fin de que podamos ir creciendo en él.

4.       Como llegar a serlo. V15

“sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro recibe su crecimiento para ir edificándose en amor

Aquí el apóstol indica a los hermanos de Éfeso que si siguen la verdad en amor lograrán crecer en Cristo, el cual si se mantienen todos unidos pueden ir edificándose mutuamente en amor.


Es decir para que haya un crecimiento es necesario que estemos juntos en amor todos los hermanos, todos nos necesitamos a fin de que el crecimiento se de, tanto el que tiene una situación difícil como el que lo apoya son edificados en dicha situación. Tanto el hermano que padece necesidad como el que se despoja por apoyarle son edificados, tanto el que recibe una palabra de aliento como el que la brinda son edificados. Tanto el que recibe la predicación o alabanza como el que la ministra son edificados. En fin todos nos necesitamos para que se de el crecimiento de la manera en que Cristo lo ha establecido; pero todo ello debe darse en medio de un ambiente de amor pues como dice la Palabra sino hay amor de nada vale.

No hay comentarios:

Publicar un comentario