Texto: Efesios 4:
13-16
13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del
conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura
de la plenitud de Cristo;
14 para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por
doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para
engañar emplean con astucia las artimañas del error,
15 sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo
en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo,
16 de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí
por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de
cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.
Traigamos a memoria un poco la
siguiente historia…
Juan Marcos era un familiar de Bernabé, al
principio se observaba como un joven fluctuante a quien el apóstol Pablo no quería
en sus viajes misioneros como consecuencia de haber desertado a mitad de uno de
ellos, pero vemos que al final de su ministerio Pablo le menciona como un
siervo útil para continuar la obra
El problema: el ser humano una vez se siente confortable se
estanca en dicha posición
Necesidad sentida: es necesario que entendamos que en el
cristianismo no podemos quedarnos estancados, debemos crecer.
Revisemos brevemente el
contexto de estos versos, ellos forman parte de lo que se
conoce como la unidad del Espíritu, una serie de versos que motivaban a los
hermanos de Éfeso a vivir de un modo que propiciara la unidad en todo aspecto a
fin de que pudieran tener presente la armonía y así lograr un crecimiento
mutuo.
Pregunta homilética: ¿Cuál es la base que fundamenta el
crecimiento y vida cristiana?
1.
Una meta que alcanzar v13a
“hasta que todos lleguemos a la unidad de
la fe y del conocimiento del Hijo de Dios”
El apóstol Pablo indicaba a sus hermanos de
Éfeso la importancia en la vida cristiana de vivir en unidad de fe y
conocimiento de Dios, ahora bien ¿a qué se refería exactamente? Pues él estaba
haciendo énfasis en dos asuntos que muchas veces se encuentran de forma
separada en una iglesia o en otra, pero que son de suma importancia que estén
juntos. El primero es la unidad de la fe que no es otra cosa que toda la
congregación crea en lo mismo, que todos crean posible que Dios obre de alguna
manera extraordinaria en medio de una situación en particular e incluso en su
día a día. El segundo es la unidad del conocimiento esto no es otra cosa que
todos conozcamos las mismas cosas respecto al Señor, que las enseñanzas sean
dadas a todos sin distinción alguna.
Ahora bien, es importante para nosotros hoy
creer en el poder de Dios, no solo creer en que da al hombre capacidad de
solucionar problemas sino creer que así como estuvo durante los relatos del
nuevo testamento sigue estando hoy haciendo señales y prodigios a favor de
quienes le temen y en respuesta a sus peticiones. Es importante también que le
demos importancia al crecimiento de conocimiento congregacional y no solo el
particular, por la forma en que ellos lo hacían en su tiempo la gente no se
ausentaba a ninguna reunión pues no habían situaciones laborales, no estaba el
programa del momento, el final de la serie, el partido de fútbol, ni ninguna
cosa de ellas, ellos tenían sus propios contratiempos pero eran mucho más
unidos que nosotros hoy; es por ello que hoy se hace tan necesario que los
temas sean hablados una y otra vez quizás variando un poco la forma o los
ejemplos, pero todo ello es en miras de buscar que el conocimiento sea para
toda la grey y no solo para unos cuantos.
Para cada uno de nosotros en particular
cobra importancia es que busquemos tener el mismo conocimiento que los demás y
que lo que sepamos que es parte de las peticiones de la Iglesia o del hermano
nos unamos en oración y también le creamos a Dios que él puede responder dicha
petición.
2.
Un patrón definido v13b
“a un varón perfecto, a la medida de la
estatura de la plenitud de Cristo”
Pablo dictaba a los hermanos de Éfeso, y
hoy a nosotros, que todo el crecimiento que lleguemos a tener debe ser en miras
a ser perfectos delante de Dios, a tener la estatura de la excelencia de
Cristo. Esto obviamente sabían ellos que no era fácil, pero se trata de que sea
una búsqueda continua en el creyente, un marchar hacia la excelencia delante
del Señor, una mejora continua en miras a hacer su voluntad.
Esto sigue siendo el patrón esperado, no
solo por el apóstol Pablo, sino por Nuestro Señor Jesucristo, él está esperando
que todos vayamos en una búsqueda cada vez mayor de agradarle en todo lo que
hagamos.
3.
Lo que hay que dejar de ser. V14
“para que ya no seamos niños fluctuantes,
llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres
que para engañar emplean con astucia las artimañas del error”
El apóstol aquí señala la importancia de
que los creyentes una vez empezaran a crecer en conocimiento y fe, y que ya
estuvieran en ese caminar en miras a ser cada día más como Jesucristo debían
dejar de actuar como niños espirituales y aquí cobra importancia las señales de
un niño espiritual que resalta el apóstol.
-
Son fluctuantes, cambian constantemente de ánimo
o de querer seguir al Señor
-
Cualquier palabra la consideran como de parte de
Dios, no se toman la tarea de evaluar si las cosas realmente son parte de la
Palabra o si están debidamente interpretadas antes de creerlas
-
Son vulnerables a ser engañados, por su poco
conocimiento o deseo de sustentar las cosas se convierten en presa fácil de
quienes buscan el crecimiento rápido a través de llevarse a los creyentes hacia
otros grupos.
Es tarea de nosotros hoy el que esas cosas
que nos hacen calificar como niños espirituales sean puestas delante del Señor
y seamos disciplinados en atacarlas y buscar remediarlas a fin de que podamos
ir creciendo en él.
4.
Como llegar a serlo. V15
“sino que siguiendo la verdad en amor,
crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el
cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan
mutuamente, según la actividad propia de cada miembro recibe su crecimiento
para ir edificándose en amor”
Aquí el apóstol indica a los hermanos de
Éfeso que si siguen la verdad en amor lograrán crecer en Cristo, el cual si se
mantienen todos unidos pueden ir edificándose mutuamente en amor.
Es decir para que haya un crecimiento es
necesario que estemos juntos en amor todos los hermanos, todos nos necesitamos
a fin de que el crecimiento se de, tanto el que tiene una situación difícil como
el que lo apoya son edificados en dicha situación. Tanto el hermano que padece
necesidad como el que se despoja por apoyarle son edificados, tanto el que
recibe una palabra de aliento como el que la brinda son edificados. Tanto el
que recibe la predicación o alabanza como el que la ministra son edificados. En
fin todos nos necesitamos para que se de el crecimiento de la manera en que
Cristo lo ha establecido; pero todo ello debe darse en medio de un ambiente de
amor pues como dice la Palabra sino hay amor de nada vale.