Efesios 6:12-13 Porque no tenemos lucha contra sangre ni carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celeste. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.
Introduccion: Siempre escuchamos que los creyentes viven en una constante batalla, ¿pero nos hemos sentado a analizar el modo de ataque de nuestro enemigo y cómo podemos hacer para vencerlo? Analizaremos ambas cosas, tanto su forma de ataque como lo que la palabra nos dice que podemos hacer para vencerlo. Mostrar la amenaza real a la cual está sometido el creyente, y que en esto no hay tiempo de paz ya que el enemigo no descansa.
1. Nuestra lucha no es contra sangre y carne:
¿Qué será más sencillo estar preparado para el ataque con un enemigo que podamos ver o con uno que no podemos ver?
Lógicamente es más fácil estar atento por un ataque de quien podamos ver, pero vemos en este pasaje que no es contra seres con carne y sangre ¿qué quiere decir esto? Nuestra lucha es con seres espirituales, pero prestemos atención a como lo menciona el pasaje.
Principados:(territorio o lugar que pertenecen a un príncipe).
Potestades:(poder o autoridad que se tiene sobre una persona).
Gobernadores de las tinieblas de este siglo:(jefe superior de un territorio o provincia que ejecuta una jurisdicción militar o civil).
Huestes espirituales de maldad en las regiones celestes:(conjunto de personas armadas que forman un ejército/conjunto de seguidores de una persona o de una causa).
Como observamos no es con un solo contrincante nuestra batalla, sino contra ejercito muy bien organizados del cual ya conocemos quien es el líder Satanás. Como ya sabemos el diablo no conoce nuestros pensamientos, ni tampoco puede estar en todo lugar es por ello que posee este ejercito con el cual puede, el asignarle uno de sus seguidores, el estar pendiente de usted y de su comportamiento, de sus flaquezas y como atacarle.
2. La solución de Dios: vestíos de toda la armadura de Dios.
Observamos una palabra muy importante en este pasaje “toda” es decir, no es solo algunas partes de la armadura sino que debemos vestirnos con toda ¿Por qué? El no colocarse toda la armadura deja partes vulnerable, debilidades a la vista y como sabemos que vivimos al asecho por nuestro adversario entonces, el no colocarnos toda la armadura le estamos dejando en evidencia en qué lugar atacar. Podríamos pensar en algún momento, pero el enemigo no tiene nada más que hacer que estar pendiente de mi, si tiene que hacer y es por esto que pese a este ejército en el cual él ha asignado funciones y dentro de estas hay seres que se les asigna el estar pendiente de cada movimiento del creyente. Es por esto que no debemos tomar a la ligera el andar vestido con toda la armadura, porque el no tenerla será justo en ese momento en que recibiremos los ataques. Si desean ver detalles de la armadura lean en el libro de efesios, capitulo 6, versos del 14 al 18.
3. Objetivo de la armadura de Dios:
A diferencias de las batallas de hoy día, esta batalla que enfrentamos no la ganamos atacando nosotros al enemigo, sino a través de resistencia, de estar firmes. La armadura de Dios nos permitirá poder resistir, sin ser dañados, todos los ataques que el enemigo lance en nuestra contra, y sepa hermanos que no es una batalla hombre a hombre, sino que tendrá que resistir el ataque de todo un ejército, es por ello que le hacemos esta advertencia para que nos concienticemos en este tema y empecemos a cultivar cada una de las partes de esta armadura y así poder resistir y que el enemigo huya de nosotros.
Como reflexión final “un soldado atento y preparado, no será tomado por sorpresa por su enemigo”.
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