viernes, 8 de febrero de 2013

Renueva tu ser

Texto:  nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, Tito 3:5
Introducción: ¿en el mensaje anterior analizamos la importancia de no conformarse ni con lo que hemos aprendido de nuestros padres, ni al modo en que vivimos, ni a lo que usualmente hacemos porque Dios quiere algo mejor de nosotros?
¿Pero realmente has pensado en cómo lograr ser mejor? ¿Tienes idea de lo que la palabra de Dios te indica que debes hacer?
Proposición: veamos lo que en la palabra nos señala El Señor que debemos hacer…
1.       Aceptar la misericordia divina.
Si observamos este pasaje podremos fácilmente darnos cuenta de que nuestra salvación, nuestra llegada al cielo no va a depender de nuestras obras, sino más bien de la misericordia del Señor y de cuanta fe hayamos tenido en Él. ¿Pero crees que la misericordia va a obrar por si sola? Dice en Romanos 5:8 “mas Dios muestra su amor para con nosotros en que aun siendo pecadores Cristo murió por nosotros”. Dios mostró su amor primeramente dando a su hijo aún por aquellos que rehúsan creer en Él, aún por aquellos que prefieren adorar a Satanás, ¿por qué? Porque su voluntad es que todos procedan al arrepentimiento. Es tanta la misericordia (compasión) de Dios que aun sabiendo que su hijo iba a ser maltratado, calumniado, escupido, difamado, lo envió. Ahora esta misericordia de Dios únicamente actuará en tu vida si tú la aceptas, no es que por sí sola va a trabajar, Dios desea que tú la aceptes y entonces ella hará cosas sorprendentes en tu vida, no creas que al aceptarla vas a sentir un cosquilleo, o te vas a elevar, o te va a dar algo; puede ser el caso de que al aceptar esa misericordia de Dios al aceptar el sacrificio hecho por Cristo y aceptarlo como tu Señor y Salvador.

De pronto esto sonará aburrido para algunos y podrían estar pensando pero si ya yo acepte a Cristo este mensaje no es para mí, pero te digo algo Joven en este momento, puede ser que ya hallas aceptado a Cristo como tu Salvador ¿pero has hecho de Cristo el Señor de tu vida? Hay una gran diferencia entre ambos y para que realmente lo hagas El Señor de tu vida debes hacer lo que Jesús le dijo a Nicodemo en Juan 3: 3 “de cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios”.

¡Nacer de nuevo! Así es, debes tener un nacimiento en el plano espiritual, es decir debes hacer morir tu modo de vida para que nazca en ti el vivir al modo de vida que Cristo quiere para ti ¿fácil verdad? En realidad no es así, es algo bastante complicado y que conlleva un proceso que nos toma la vida entera, pero que debemos por todas nuestras fuerzas luchar por estar en dicho proceso y no estancarnos ni mucho menos echar para atrás.

2.       El lavamiento de la regeneración
Este proceso del que hemos estado hablando y que inicia al aceptar a Cristo no solo como nuestro Salvador sino también como nuestro Señor, tiene en su inicio que pasar por un lavamiento, ¿por un lavamiento? Si escuchaste bien, nuestra vida al pecar es como si tuvieses una camisa muy blanca y la tiraras en medio del lodo, ¿Cómo queda? Sucia y difícilmente volverá a ser tan blanca como era, así sucede con nosotros al pecar ensuciamos a ese hermoso ser creado por Dios y necesitamos entonces que sea lavado, y solo Cristo tiene el poder de volverlo a hacer quedar tan limpio como originalmente Dios lo había hecho.  A veces pensamos que este lavamiento sucede solo una vez en la vida, ¿pero es que solo antes de aceptar a Cristo pecas? Seamos sinceros ¿si o no? claro que no, muchas veces hemos de pecar y por ello debemos tener claro de que Cristo derramo su sangre en esa cruz y es con esa sangre que nuestras vidas han sido lavadas y son lavadas cada vez que pecamos, pero no podemos quedarnos allí, debemos llegar a una regeneración. ¿saben lo que esto significa? Un cambio radical, el deshacer lo que es para hacerlo nuevo. Dice la palabra en 2 corintios 5:17 “de modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” si observas este pasaje indica un cambio total dice que debes ser una nueva criatura, un nuevo ser, es decir no debes cambiar algunas cosas, sino totalmente.

Ahora yo te pregunto ¿para cambiar por donde debes empezar por lo que haces o por lo que piensas?
¿Por dónde crees que debes iniciar?
Para ayudarte a analizar esta pregunta observa lo que dice el siguiente pasaje  en Marcos 7:15 “nada hay fuera del hombre que entre en él, que le pueda contaminar; pero lo que sale de él, eso es lo que contamina al hombre”
Exacto, debes iniciar por tu interior, pero crees que será suficiente el hacerlo por ti solo o necesitarás de una ayuda aún más poderosa y sabia…

3.       La renovación en el Espíritu Santo
Jesús dijo en Juan 16: 13 “pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que halará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir”
Esa ayuda más poderosa y sabia de la que hablamos es el Espíritu Santo de Dios el cual como die este texto nos guía a toda verdad, nos hace ver que cosas en nuestro interior andan mal y el mismo nos ayuda a irlas cambiando; nos hace sentir cuando hacemos o pensamos en algún mal y nos hace que sintamos la necesidad de pedirle perdón no solo a Dios sino también a esa persona que afectamos; en fin podríamos dar miles de ejemplos,…

Pero lo importante es que sepas que Dios está deseoso de ver en ti un ser renovado iniciando por su interior, pero ahora la pregunta es…

 ¿Realmente estas dispuesto a renovar tu vida?

¿Quieres permitirle al Espíritu Santo de Dios que te cambie, que te guie a toda verdad?

Si tu respuesta es positiva yo te invito a hacer esta oración si ya has aceptado a Cristo como El Señor y Salvador de tu vida…

Bendito seas Oh Jehová mi Dios, sé que hay cosas en mi vida en las que necesito ser renovado por ti, te pido que sea tu Espíritu Santo quien me ayude a verlas y a poder realmente entregártelas para que seas tú, Oh Jesús, quien me ayude a ser ese ser que Dios quiere que yo sea, te pido esto dándote gracias en el nombre de Jesús, Amén…

Y si aún no te has entregado a Cristo y le has pedido que sea tu Señor y Salvador, te invito a repetir la siguiente oración…

Grande eres Dios por todo lo que haces en las vidas de las personas y por lo que se que quieres hacer en mi vida, te pido a esta hora que me perdones por todo lo que he hecho que no te agrada, y te pido que todo mi ser sea renovado por ti y por tu palabra, que sea tu Espíritu Santo mostrándome las cosas que debo cambiar, mostrándome en que estoy pecando y ayudándome a evitar caer en ellos. Te acepto no solo como el Señor de mi vida, sino también como mi Único y Suficiente Salvador, todo esto te lo pido en el nombre de Jesús, Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario