viernes, 26 de septiembre de 2014

¿A quién iré?


Texto: Juan 6: 60-71

Palabras de vida eterna

60 Al oírlas, muchos de sus discípulos dijeron: Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír?

61 Sabiendo Jesús en sí mismo que sus discípulos murmuraban de esto, les dijo: ¿Esto os ofende?

62 ¿Pues qué, si viereis al Hijo del Hombre subir adonde estaba primero?

63 El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.

64 Pero hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién le había de entregar.

65 Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre.

66 Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él.

67 Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros?

68 Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.

69 Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.

70 Jesús les respondió: ¿No os he escogido yo a vosotros los doce, y uno de vosotros es diablo?

71 Hablaba de Judas Iscariote, hijo de Simón; porque éste era el que le iba a entregar, y era uno de los doce.


 

Introducción:

Estas palabras fueron expresadas por el Señor Jesús luego de haber hablado a la multitud acerca de las intenciones que Él observaba en sus corazones de estar buscando el recibir pan y no de buscar sinceramente el recibir la palabra y enseñanza que Él estaba en ese momento brindándoles. En ese momento también les habló acerca de que Él es el pan de vida y el que viene a Él y cree en Él  no tendrá hambre y sed jamás, sin embargo muchos de los presentes murmuraban al no entender lo que Él hablaba.

Proposición: en esta noche revisaremos a la luz de la palabra cómo el Señor nos invita a buscarle, pero a buscarle de corazón y no por ningún interés, además de que tendremos la oportunidad de revisar la expresión mostrada por Simón Pedro la cual es mucho más profunda de lo que usualmente pensamos.

 

 

1.    Ninguno puede venir al hijo, sino le fue dado del padre. V.65

 

 

¿Significa esto entonces que nadie buscará de Dios sino lo elige Dios?

 

¿Por qué entonces invita la palabra a buscar a Dios mientras puede ser hallado?

 

¿A qué entonces se refiere con esto de que el buscar al hijo es dado por el Padre?

 

En ninguna manera significa que una persona tenga que esperar a sentir que Dios lo ha elegido para buscar del Señor, sino que esto significa que es de parte de Dios el que cada persona busque a Jesús y encuentre salvación y vida eterna.

 

La palabra invita a que busquemos a Dios mientras pueda ser hallado debido a que habrá un tiempo en que ya será el juicio de Dios y el que no buscó del Señor antes de ese momento estará ya condenado, ya que no es que será condenado sino que todo aquel que rehúsa creer en el Señor ya ha sido condenado y esto lo expresa en reiteradas ocasiones la palabra.

 

La palabra nos invita en todo momento a buscar de Dios a través de Jesús y es plan de Dios el que lo busquemos a través del hijo, por ello es que dice el propio Señor, que Él es el camino, la verdad y la vida y que nadie va al Padre sino es por Él.

 

 

 

2.    ¿por qué muchos se volvieron atrás al escuchar estas palabras? V.66

 

Retornando al pasaje leído al inicio y la introducción señalada, podemos notar entonces que muchos de los que seguían al Señor decidieron volverse ya que se sintieron descubiertos en sus intenciones, las cuales no eran sinceras sino más bien eran intenciones de obtener beneficio, en este caso en particular era el recibir el alimento sin esfuerzo alguno.

 

Suena muy curioso pero muchas veces escuchamos a personas soltar expresiones como “Si Dios quiere” o “Gracias a Dios”, pero al acercarse alguien a hablarles de la palabra nos llevamos la sorpresa de que la persona no desea escuchar nada de esto

 

¿por qué pues pasa esto?, pues es mucho más simple de lo que parece, en realidad esto es un simple ejemplo de que las intenciones de esa persona no son darle gloria a Dios o confiar en lo que Dios quiera sino más bien están confiando en si mismos y quieren resaltar los que les ha acontecido; pero saben aún para ellos tiene Dios misericordia, no es que se agrade con sus acciones, pero Dios muestra amor para con ellos así como la tuvo con nosotros que en gran parte del tiempo actuamos exactamente igual.

 

 

 

3.    ¿qué aprendemos de la expresión de Simón Pedro? V.68

¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna

Analicemos de manera separada la expresión, iniciando por la pregunta ¿a quién iremos? En realidad aquí Simón Pedro estaba resaltando de que no había otra persona o cosa en la cual pudiera el reposar su confianza, esta frase en realidad estaba mostrando una clara evidencia de que en su corazón él sentía que lo necesitaba y de que era muy difícil para él volverse atrás ya que se sentía totalmente dependiente del Señor.

Ahora bien cuando Simón Pedro expresa “Tú tienes palabras de vida eterna” está indicando que lo que el Señor hablaba no eran solo palabras  sino que estas palabras estaban llenando una necesidad en su vida, estas palabras lo estaban llenando de fe, de confianza y lo estaban encaminando a una vida eterna en la cual no solo él creía sino que era capaz de aseverarlo delante de todos aun cuando estos no pudieran entenderlo.

 

¿Has expresado alguna vez al Señor una dependencia como esta?

 

¿Mantienes tus convicciones claras en que Jesús es el único camino?

 

¿Representa para ti la palabra del Señor, palabras de vida eterna?, es decir palabras que te llenen de fe, confianza, esperanza, fortaleza, etc.

 

Finalmente ¿a quién acudes en tus momentos de dificultad y de alegría? El Señor quiere ser en tu vida tu pronto auxilio en las tribulaciones y quiere ser el amigo que se goce contigo en las alegrías.

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