sábado, 20 de abril de 2013

La Adoración que Dios desea

Texto: Juan 4:24 Dios es espíritu; y los que lo adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren. 

¿Cuál es tu actitud al adorar?
¿Es simplemente cantarle a Dios?
¿Es necesaria una entrega total?

El Señor no quiere una entrega a medias, sino que él fue claro en la adoración que desea, la cual estaremos revisando a continuación.

1.      Veamos algunas definiciones antes de entrar en el desarrollo del tema.

*     Espíritu: según el diccionario bíblico Holman cuando se usa en relación a seres humanos, espíritu está asociado a un amplio espectro de funciones incluyendo pensamientos y compresión, emociones, actitudes e intenciones.
*      Adoración: respuesta humana a la percepción de la presencia divina.

2.      Dios  desea ser adorado en espíritu: de forma simple podríamos decir que adorar a Dios en espíritu es hacerlo con todo nuestro ser, como lo dice la definición , incluye:
      
*      Pensamiento: no podemos estar pensando en los quehaceres diarios, tareas pendientes, el almuerzo, etc. Mientras intentamos entregarle nuestra adoración.
*      Compresión: al entonarle cánticos al Señor debemos prestar atención a lo que estamos diciendo al Señor; porque mucho de ellos indican compromisos y si los repetimos solamente, nos estamos haciendo mentirosos delante de Él.
*      Emociones: no podemos adorar a Dios en medio de desanimo, debe sentir el gozo de estar adorándole a su Dios, o ese que le creo y que dio la vida por usted.
*      Actitudes: no debemos estar conversando o interrumpiendo a los hermanos mientras se está en la adoración, recuerde no debe hacer lo que no quieren que le hagan.
*      Intenciones: Recuerde que Dios conoce cuál es el motor que mueve nuestra Adoración.

3.      Dios desea ser adorado en verdad: no se puede adorar al Señor sino sentimos el deseo real de hacerlo, si solo lo hacemos para ser visto por los hermanos. El Señor va mucho más allá, el demanda de nosotros un sentir sincero, una real sensación o deseo de hacerlo, el que al hacerlo conlleve a que nuestras palabras, cánticos y sentir marchen hacia un  mismo rumbo, hacia una entrega total y de corazón, sin obligación a Él. Adorar no empieza al entonar un cantico, inicia en nuestro interior, en nuestras intenciones, en nuestros pensamientos, en nuestras actitudes y esto realmente debe hacerse desde antes de llegar al templo, es decir desde nuestro hogar debemos estar preparándonos para ese momento en que estaremos frente a frente con el Señor. Y sobre todo debe hacerse con el único objetivo de exaltarle a Él, así que debemos evitar el que cualquier otra cosa se quiera poner como motivación para adorarle.
¿ESTAS ADORANDO AL SEÑOR CON TODO TU SER Y CON UN DESEO REAL DE HACERLO?
Si aun no lo haces, el Señor desea que empieces a hacerlo, ya no miremos lo que hicimos antes, sino enfoquémonos de ahora en adelante a entregarle al Señor la Adoración que Él merece y que Él desea.
   

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