lunes, 27 de enero de 2014

No te afanes, solo confia

Mateo 6:25 Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, que habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?

Introducción: ¿Quién por más que se afane logrará añadir a su estatura un codo?, palabras muy similares a estas fueron expresadas por el Señor registradas en mateo 6: 27, pues sabemos que el afán trae a nuestras vidas problemas de estrés, de presión arterial alta, de problemas cardiacos e incluso derrames. ¿Podremos entonces sacar algo positivo de vivir entre afanes?

Proposición: veamos a la luz de la palabra los principales afanes a los que nos enfrentamos y el punto de visto bíblico frente a cada uno de ellos.


1. No te afanes por tu vida

¿Podremos acaso añadir aunque sea un día a nuestras vidas si nos afanamos?, muchas personas procuran andar consumiendo medicamentos, haciendo chequeos médicos aún sin tener nada programado por el médico o sin sentir ningún síntoma.

¿Cree usted que con ese afán logrará prolongar su vida sobre este mundo? Sabemos que es potestad netamente del Señor cuantos días viviremos cada uno de nosotros y sabemos también que hay promesas de vida en su palabra sobre este mundo las cuales nos indican que si deseamos vivir más necesitamos simplemente vivir obedeciendo su palabra (Deuteronomio 4:40),pero esto para nada indica que debamos estar afanados por esto, sino más bien indica de que por fe y confianza en el Señor al obedecerle sepamos que no necesitamos preocuparnos de esto ya que Dios siempre cumple sus promesas.

¿Cuántos años nos permita sobre este mundo? Eso para nada es lo importante ya que como dijo el apóstol Pablo para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia, no es que el apóstol quisiera morir en ese momento sino más bien deseaba dejar por sentado de que fuera la situación que pasará él sabía de qué si vivía para Cristo lo hacía y de que si moría era porque el Señor ya lo estaba llamando a vivir junto a Él. Y nuestro pensamiento debe ir enfocándose en esta línea ya que nosotros debemos vivir cada día aprovechándolo para el Señor y sin preocuparnos si habrá más.


2. No te afanes por lo que será tu provisión

Esta sin lugar a dudas es una de las mayores preocupaciones del mundo actual, por ejemplo sin entrar en política, sabemos que al hacer las encuestas siempre salta a la luz que las personas se preocupan más por la comida que por cualquier otra cosa, ¿cierto?, pues el ser humano tiende mucho a estar pensando en lo que han de comer el día siguiente sin siquiera haber preparado lo de hoy, o ¿cuantas veces al preparar la comida el día de hoy usted se preocupa si sus reservas se están agotando, pensando en lo que hará mañana?

Pues este es justamente el afán que el Señor nos indica que evitemos ya que el creyente sabe de qué el alimento que llega a su mesa no depende de sus esfuerzos, no depende de su trabajo, no depende de cuánto gane, sino más bien depende del amor del Señor que le permite tener un trabajo, que le permite tener el dinero necesario para comprarlo o porque no muchas veces de la ayuda que podamos recibir en tiempos de necesidad.


3. No te afanes por tu apariencia física

¿Cuántas personas no se la pasan que si con cremas, que si el gimnasio, que si el batido, etc.? No quiere decir ahora que usted no se preocupe por su apariencia física ya que a todos nos gusta lucir bien ¿cierto?

A nadie le gusta que le digan que se ve mal o desarreglado, pero no podemos centrar nuestra atención o dejar que se convierta en una afán el estar preocupados por nuestra apariencia física.

Dios decidió formarnos de una manera y para nada tenemos derecho a cambiarla o tratar de mejorarla, en realidad nuestro deber ante nuestro cuerpo es el conservarlo lo mejor que podamos y por ende un poco de ejercicio y buena alimentación no es que nos vaya mal pero no podemos vivir enfocándonos en ello. Esto quizás se aplica mucho más para los jóvenes, o para las damas, pero sabemos que incluso hay muchos caballeros que tienen una alta preocupación por esta situación, pero debemos aprender a que no es malo el preocuparse por ello, pero siempre dando prioridad a lo importante entendiendo que esto está muy por debajo de cosas realmente importantes como el Señor, la familia, la obra de Dios, nuestras responsabilidades, etc.


4. No te afanes por lo que vistes

¿Cuándo usted ha visto un mall sin gente? A pesar de no ser quincena o fin de semana siempre usted ve personas haciendo compras, y especialmente de ropa, calzados y accesorios. ¿Cómo sabemos que esto es lo que más se vende en estos lugares? Pues es simple, ¿de qué hay más almacenes? Cierto que hay más de ropa, pues esto indica un afán que existe en muchas personas por variar lo que viste o vestirse bien, en si no hay nada de malo en ello el problema está en si hemos puesto prioridad en nuestra vida o en nuestros salarios a lo que hemos de gastar en ropa, en lugar de separar lo que corresponde al bienestar de nuestras familias o a lo que le corresponde al Señor.

Una forma de auto medirse en este concepto es revisar qué tanto de lo que compramos realmente lo usamos si notamos que hay muchas cosas que compramos pero que no usamos eso indica que estamos gastando dinero en cosas que realmente no necesitamos y allí podríamos estar frente a un afán de parte nuestra por comprar y no en una necesidad como tal.

Reflexión final:
Cuando vivimos en medio de afanes nos turbamos y no nos permite estar en tranquilidad, el Señor vino a este mundo a traernos paz y por ello es deber nuestro evitar en nuestras vidas aquellas cosas que intentan robarse esta paz, la próxima vez que veas el afán asomarse a tu vida recuerda que no dependes de nada de lo que el mundo te ha enseñado sino que dependes del Señor y de lo que Él en su palabra te declara.

Iglesia Misional - parte 1

Dios les bendiga a todos adjunto encontrarán la presentación realizada como capacitación la cual sabemos que será de bendición para cada uno de nosotros...
























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martes, 21 de enero de 2014

El propósito en tu vida de las aflicciones

Texto: Génesis 45: 4-8 entonces dijo José a sus hermanos: Acercaos ahora a mí. Y ellos se acercaron, y él dijo: yo soy José vuestro hermano, el que vendisteis para Egipto. 5 Ahora, pues, no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros. 6 Pues ya ha habido dos años de hambre en medio de la tierra, y aún quedan cinco años en los cuales ni habrá arada ni siega. 7 Y Dios me envió delante de vosotros, para preservaros posteridad sobre la tierra, y para daros vida por medio de gran liberación. 8 Así, pues, no me enviasteis acá vosotros, sino Dios, que me ha puesto por padre de Faraón y por señor de toda su casa, y por gobernador en toda la tierra de Egipto.

Introducción: en medio de las aflicciones muy poco tendemos a meditar en por qué el Señor permite que pasen estas cosas en nuestras vidas y simplemente tendemos a renegar y preguntarle al Señor ¿por qué me pasa esto a mí? En lugar de tratar de extraer de dicha situación que es lo que el Señor está intentando enseñarme o para que me está preparando.

Proposición: en esta oportunidad revisaremos a la luz de la palabra de Dios, utilizando como ejemplo la vida de José, hijo de Jacob, como por más dura que parezcan las cosas a nuestro alrededor Dios tiene un propósito en todas ellas.


1. En la vida habrán aflicciones y momentos difíciles

¿a quién le gusta pasar por dificultades o momentos de dolor?

En realidad no es para nada agradable estar en medio de este tipo de situaciones, pero debemos aprender a calmarnos y procurar buscar el aprendizaje o la enseñanza aún en medio de ellos. Cabe destacar que la palabra enseña que todas las cosas nos ayudan a bien, pero a quienes conforme a su propósito hemos sido llamados (Romanos 8:28).

Meditemos por un momento en la vida de José, hijo de Jacob este muchacho a muy corta edad, a los diecisiete años (Génesis 37:2), en medio de la envidia de sus hermanos por el cariño que este recibía de su padre, fue vendido por sus propios hermanos a un grupo de mercaderes madianitas por veinte piezas de plata (Génesis 37:28) y estos a su vez lo vendieron a Potifar, oficial del faraón en Egipto (Génesis 39:1).

Y estando José al servicio de Potifar la casa de este era prosperada a lo cual Potifar pudo darse cuenta, pero entro el deseo carnal en la mujer de Potifar y quiso dormir con José a lo cual andaba todos los días diciéndole que durmiera con ella y él se negaba hasta que un buen día esta mujer viendo que no había nadie más en casa trato de seducirlo más José saliendo de prisa dejo sus ropas las cuales habían sido tomadas por ella (Génesis 39:12), a lo cual ella en represalia tomó las ropas de José y le acusó ante Potifar de que había querido abusar de ella (Génesis 39:17), a lo cual Potifar entonces decidió encarcelarlo (Génesis 39:20) y estando José encarcelado se topa con el copero y el panadero del rey quienes le habían defraudado y estos habían tenido dos sueños los cuales José se los interpreto y pasó justo como José los había interpretado (Génesis 40: 21-22).

Al cabo de 2 años tuvo Faraón un sueño el cual no pudo ser interpretado por ninguno de sus magos ni sabios, pero el jefe de los coperos se acordó de José y como este había interpretado su sueño y el del panadero y contó esto a Faraón quien hizo llamar a José para que interpretara su sueño y al contarle José le dio la interpretación (Génesis 41: 29-36) y Faraón maravillado decidió poner a José como gobernador de Egipto encargando el almacenamiento y manejo de todas las provisiones (Génesis 41:40), en ese momento era José de treinta años (Génesis 41:46).

Al iniciar los años de escasez los hijos de Israel enviados por su padre fueron a Egipto a comprar alimentos (Génesis 42:2) a lo cual al presentarse estos fueron de inmediato reconocidos por José pero ellos no le reconocieron a él, y este los trato de espías, les pidió que trajeran a su hermano Benjamín para confirmar lo que ellos habían dicho (Génesis 42:34), pero estos se mantuvieron en su tierra hasta que acabaron con todas provisiones que habían tomado y al tener que volver a Egipto en busca de más provisiones hablaron con su padre y le convencieron de que Benjamín fuese con ellos (Génesis 43:11) al paso de algún tiempo y de otras cosas ordenadas hacer por José a sus hermanos él se les da a conocer a ellos (Génesis 45:3) y Faraón al escucharlo da la orden de escoltar a su familia a la tierra de Gosén y así se hizo permitiendo que nuevamente la familia estuviese junta.

No creen que vivió durante esos 13 años en medio de aflicciones este muchacho, cierto que si, en buen panameño no salía de una para quedar en la otra, pero veamos como…


2. En toda aflicción o dificultad hay una enseñanza o un propósito para nuestras vidas

En la vida de José este reconoce en el pasaje que vimos al inicio de que todo lo que había acontecido a su vida era para preservar la vida suya y de su familia...

¿Crees que fue fácil par José darse cuenta de esto?, pues no fue fácil asociar todo lo que le había pasado a un propósito pero su fe en Dios le ayudo a creerlo. Y al igual que a José hay muchas cosas en tu vida hoy que te suceden con un propósito pero debes ser capaz de hacer lo mismo que él meditar y buscar el propósito en todo ello para tu vida y para los que te rodean, porque lo que te suceda a ti influencia positiva o negativamente la vida de quienes te rodean.

Para José todas las aflicciones y dificultades vividas representaron la puerta que Dios había abierto para que su familia no muriera de hambre en el desierto. Pero mire detenidamente el tiempo que había transcurrido, habían pasado 13 años ¿no le parece que era bastante tiempo? no siempre Dios muestra su voluntad de inmediato así es que debemos ser pacientes también para que Él nos la muestre.


3. En medio de estas pruebas o dificultades debemos aprender a reconocer la mano de Dios en ellas y a no crear resentimientos hacia los demás.

Fácilmente José pudo tomar a sus hermanos y meterlos en la cárcel, indicar a Faraón lo que le habían hecho y hacerlos morir o dejarlos encerrados varios años, pero el utilizó el momento para hacerlos decir la verdad y para la reconciliación con ellos.

José no se puso a reclamarles el por qué le habían hecho eso antes, sino que el reconoció que todo lo que le había pasado era porque Dios así lo había permitido. Y de igual manera debemos nosotros actuar en nuestro diario vivir en lugar de andar con resentimientos contra alguien por algo en lo que nos ha metido, debemos aprender a ver en estas cosas el propósito de Dios y así en realidad poder ir tomando todas las enseñanzas que el Señor quiere mostrarnos en medio de ellas.

La próxima vez que te encuentres en medio de dificultades o aflicción recuerda la vida de José y como el Señor se glorificó en su vida por mantenerse fiel a Él y alejado de todo resentimiento.